Al tercer día de haberle conocido y de perderme en la quietud de su mirada, fuí a meterme a un bar y bebí; bebí... “Y es que la deseaba tanto”
Que no sabría sí el ecco de mi pensamiento la llamó más veces de lo que yo toqué su puerta.
Me sabía… pero no deseaba saber de mí al parecer.
Este Caos emocional irrumpe en los latidos de mí corazón…
